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Porque quiero que sepan la dura lucha que sostengo por ustedes, por los de Laodicea y por tantos otros que no me conocen personalmente. Lo hago para que tengan buen ánimo y se mantengan unidos en el amor, de modo que lleguen a alcanzar toda la riqueza que supone el conocerlo todo plenamente y descubran el plan secreto de Dios que es Cristo, en quien se encuentran escondidos todos los tesoros del saber y de la ciencia. Les digo esto para que nadie los seduzca con palabras engañosas. Si físicamente estoy ausente, mi espíritu está con ustedes, y me llena de gozo el ver la armonía y la imperturbable fe que los une a Cristo.

II.— FALSOS MAESTROS Y FALSAS DOCTRINAS (2,6-23)

Plenitud de vida en Cristo

Puesto que han aceptado a Cristo Jesús como Señor, compórtense ahora de manera consecuente. Que él sea cimiento y raíz de la vida de ustedes; manténganse firmes en la fe, según lo que aprendieron, y vivan en incesante acción de gracias.

Estén alerta, no sea que alguien los engañe con especulaciones filosóficas o estériles disquisiciones que se apoyan en tradiciones humanas o en potencias cósmicas, en lugar de en Cristo, en cuya humanidad habita toda la plenitud de la divinidad, 10 y en el que, como cabeza de todo principado y de toda potestad, ustedes han alcanzado la plenitud.

11 Por su unión con Cristo están circuncidados; no en sentido físico, sino con la circuncisión de Cristo, que es la que los despoja de sus desordenadas apetencias humanas. 12 Por el bautismo han sido sepultados con Cristo y con él también ustedes han resucitado al creer en el poder de Dios, que lo resucitó triunfante de la muerte. 13 Y muertos estaban a causa de sus delitos y de su condición de paganos. Pero ahora, Dios los ha vuelto a la vida con Cristo y nos ha perdonado todos nuestros pecados. 14 Ha destruido el documento acusador que contenía cargos contra nosotros y lo ha hecho desaparecer clavándolo en la cruz. 15 Ha despojado a principados y potestades y los ha convertido en público espectáculo, llevándolos cautivos en su cortejo triunfal.

Libertad en Cristo

16 Que nadie, pues, los critique por cuestiones de comida o de bebida, ni por lo que respecta a celebraciones, novilunios o días festivos en general. 17 Todo esto no es más que sombra de lo que ha de venir. La realidad es Cristo. 18 Que no les escamoteen el premio esos que hacen alarde de humildad y de dar culto a los ángeles, esos que presumen de visiones y que con sus pensamientos mundanos están inflados de vano orgullo. 19 Es gente que ha perdido el contacto con Cristo, es decir, con la cabeza por medio de la cual todo el cuerpo, a través de los ligamentos y junturas, se mantiene unido y recibe el alimento querido por Dios. 20 Si han muerto con Cristo y nada tienen que ver con las potencias cósmicas, ¿por qué se dejan imponer normas como si pertenecieran a este mundo? 21 “Prescinde de esto; no pruebes eso; no toques aquello”. 22 Pero todas esas son cosas destinadas a gastarse con el uso, como prescripciones y enseñanzas humanas que son. 23 Tienen, ciertamente, un aire de sabiduría, con su aspecto de religiosidad, su pretendida humildad y su aparente rigor ascético. En realidad carecen de todo valor; sólo sirven para satisfacer las desordenadas apetencias humanas.