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II.— LIBRO DE LAS VISIONES (7—9)

Primera visión: las langostas

Esto me mostró el Señor Dios:
comenzaba a crecer la hierba,
la que brota a continuación
de la que se corta para el rey,
cuando [Dios] preparó una plaga de langostas.
Al verlas dispuestas a devorar
toda la hierba del país, dije:
“Perdona, te lo ruego, Señor mi Dios,
pues, ¿cómo podrá resistir Jacob,
siendo como es tan pequeño?”.
Se arrepintió de ello el Señor y dijo:
“Eso no sucederá” —aseguró el Señor—.

Segunda visión: el fuego

El Señor Dios me mostró otra visión:
convocaba el Señor Dios a un juicio por fuego;
[el fuego] había devorado al gran abismo
y amenazaba con devorar al territorio.
Entonces dije: “Señor Dios,
detente, te lo pido por favor;
pues, ¿cómo podrá resistir Jacob,
siendo como es tan pequeño?”.
Se arrepintió de ello el Señor y dijo:
“Tampoco eso sucederá”
—aseguró el Señor Dios—.

Tercera visión: la plomada

[El Señor] me mostró otra visión:
estaba mi Dios sobre una muralla,
sosteniendo con la mano una plomada.
El Señor preguntó: “¿Qué ves Amós?”.
Yo respondí: “Veo una plomada”.
Entonces mi Dios replicó:
“Pues yo aplicaré una plomada a Israel
y no le toleraré [un pecado] más.
Serán devastados los altozanos de Isaac,
arrasados los santuarios de Israel;
entonces pelearé espada en mano
contra la dinastía de Jeroboán”.

Amós y Amasías

10 Amasías, sacerdote de Betel, envió a decir a Jeroboán, rey de Israel: “Amós anda conspirando contra ti en medio de Israel y el país no puede tolerar más sus palabras, pues anda diciendo que 11 Jeroboán morirá a espada y todo Israel será deportado lejos de su tierra”.

12 Así que Amasías dijo a Amós:

— Vete, vidente, y ponte a salvo en el país de Judá donde puedes ganarte el pan profetizando allí. 13 Pero no vuelvas a profetizar en Betel porque aquí está el santuario del rey, el templo real.

14 Amós respondió a Amasías:

— Yo no soy un profeta de profesión. Yo estaba al cuidado del ganado y cultivaba higueras. 15 Pero el Señor me hizo dejar el rebaño y me dijo: Vete a hablar de mi parte a mi pueblo Israel. 16 Ahora pues, escucha la palabra del Señor: Tú dices: “¡No hables de parte de Dios contra Israel, no pronuncies oráculos contra la estirpe de Isaac!”. 17 Pues así habla el Señor: Tu mujer ejercerá de prostituta en plena ciudad; tus hijos e hijas sucumbirán a filo de espada; echarán a suertes tus tierras y tú morirás en un territorio impuro. Israel será deportado sin remedio lejos de su tierra.

Tres visiones de destrucción

Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí, él criaba langostas cuando comenzaba a crecer el heno tardío; y he aquí era el heno tardío después de las siegas del rey. Y aconteció que cuando acabó de comer la hierba de la tierra, yo dije: Señor Jehová, perdona ahora; ¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño. Se arrepintió Jehová de esto: No será, dijo Jehová.

Jehová el Señor me mostró así: He aquí, Jehová el Señor llamaba para juzgar con fuego; y consumió un gran abismo, y consumió una parte de la tierra. Y dije: Señor Jehová, cesa ahora; ¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño. Se arrepintió Jehová de esto: No será esto tampoco, dijo Jehová el Señor.

Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y en su mano una plomada de albañil. Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más. Los lugares altos de Isaac serán destruidos, y los santuarios de Israel serán asolados, y me levantaré con espada sobre la casa de Jeroboam.

Amós y Amasías

10 Entonces el sacerdote Amasías de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra no puede sufrir todas sus palabras. 11 Porque así ha dicho Amós: Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado de su tierra en cautiverio. 12 Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá; 13 y no profetices más en Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del reino.

14 Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. 15 Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel. 16 Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac. 17 Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer será ramera en medio de la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra.