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20 También David se fue a su casa, y al llegar empezó a bendecir a su familia. Pero Mical le dijo:

—¡Hoy has hecho el ridículo! No te has portado a la altura de un rey. Con los saltos que dabas, hasta la última de tus sirvientas te vio el trasero. ¡Realmente te has portado como una persona vulgar y sin vergüenza!

21 David le contestó:

—Si dancé, lo hice para agradar a Dios. Y recuerda que fue Dios quien rechazó a tu padre y a tu familia. Además, fue Dios mismo quien me eligió como rey de su pueblo. 22 Y si a ti te parece que me rebajo, pues seguiré rebajándome. Pero aun así, esas sirvientas que dices comprenderán por qué lo hago, y me honrarán.

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