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21 ―¡Déjame tranquilo! —exclamó Abner—. Más te vale que agarres a algún otro y que te quedes con sus armas.

Pero Asael no le hizo caso, 22 así que Abner le advirtió una vez más:

―¡Deja ya de perseguirme, o me veré obligado a matarte! Y entonces, ¿cómo podría mirarle a la cara a tu hermano Joab?

23 Como Asael no dejaba de perseguirlo, Abner le dio un golpe con la punta trasera de su lanza y le atravesó el vientre. La lanza le salió por la espalda, y ahí mismo Asael cayó muerto.

Todos los que pasaban por allí se detenían a ver el cuerpo de Asael,

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