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28 Cuando toda mi familia merecía haber muerto, usted me sentó a su mesa y me trató como si fuera de su familia. Yo no me atrevo a pedirle a usted nada, pues sólo soy un sirviente.

29 El rey le contestó:

—¡No digas más! He decidido que tú y Sibá se repartan las tierras que fueron de Saúl.

30 Pero Mefi-bóset respondió:

—Sibá puede quedarse con todo. Para mí, lo mejor es que Su Majestad haya vuelto sano y salvo a su palacio.

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