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27 Pero el asirio respondió:

―¿Me ha enviado acaso mi señor a hablarte solamente a ti y a tu amo? ¡Me ha enviado a hablarle también al pueblo que está en los muros, condenados al igual que ustedes a comer sus excrementos y a beber su orina!

28 Entonces el Rabsaces asirio gritó en hebreo al pueblo que estaba sobre los muros:

―¡Oigan lo que dice el gran rey de Asiria! 29 ¡No permitan que el rey Ezequías los engañe! ¡Él jamás podrá salvarlos de mi poder!

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