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25 Y cuando concluyó el holocausto, Jehú ordenó a los guardias y oficiales:

— Entrad y matadlos. Que no escape ninguno.

Los guardias y oficiales los pasaron a cuchillo y los arrojaron fuera. Luego fueron al camarín del templo de Baal, 26 sacaron de allí la estatua de Baal y la quemaron. 27 Finalmente derribaron las columnas y el templo de Baal y convirtieron el lugar en una cloaca hasta el día de hoy.

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