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23 Jehú y Jonadab, el hijo de Recab, entraron en el templo, y Jehú dijo a los fieles de Baal:

— Comprobad que aquí entre vosotros sólo hay fieles de Baal y que no hay fieles del Señor.

24 Luego entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos. Jehú había dejado apostados fuera ochenta hombres con estas órdenes:

— El que deje escapar a alguno de los hombres que yo os entregue, lo pagará con su vida.

25 Y cuando concluyó el holocausto, Jehú ordenó a los guardias y oficiales:

— Entrad y matadlos. Que no escape ninguno.

Los guardias y oficiales los pasaron a cuchillo y los arrojaron fuera. Luego fueron al camarín del templo de Baal,

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