Ocozías, que se había herido al caerse por la ventana del piso superior de su palacio en Samaria, despachó a unos mensajeros con este encargo: «Vayan y consulten a Baal Zebub, dios de Ecrón, para saber si voy a recuperarme de estas heridas».

Pero el ángel del Señor dijo a Elías el tisbita: «Levántate y sal al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria. Diles: “Y ustedes, ¿por qué van a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón? ¿Acaso no hay Dios en Israel?”. Pues bien, así dice el Señor: “Ya no te levantarás de tu lecho de enfermo, sino que morirás, sin duda alguna”».

Y Elías se fue.

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