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Ezequías reorganiza la adoración

31 Cuando terminó todo esto, todos los israelitas que se encontraban allí fueron a las ciudades de Judá y rompieron en pedazos las piedras sagradas, cortaron en pedazos los postes de Aserá y derribaron los altares y santuarios sobre las colinas que había en todo Judá, en Benjamín, en Efraín y en Manasés. Después los israelitas regresaron a sus ciudades, cada uno a su propiedad.

Ezequías estableció los turnos de los sacerdotes y los levitas para que cada uno sirviera de acuerdo a su trabajo y así ofrecieran los sacrificios que deben quemarse completamente, las ofrendas para festejar, dieran gracias y cantaran las alabanzas y sirvieran en las puertas del templo del SEÑOR. El rey dedicó parte de sus bienes para los sacrificios que deben quemarse completamente cada día, a mañana y tarde, y para los de los días de descanso, los de Luna Nueva y los de las fiestas solemnes, tal como está escrito en la ley del SEÑOR.

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