Add parallel Print Page Options

Pero que nadie entre en el templo, fuera de los sacerdotes y levitas que estén de servicio. Solamente ellos pueden entrar, porque están consagrados; pero el resto del pueblo montará guardia en honor del Señor. Los levitas formarán un círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en la mano, y el que intente penetrar en el templo, morirá. Acompañarán al rey dondequiera que él vaya.»

Los levitas y la gente de Judá hicieron todo lo que el sacerdote Joiadá les había ordenado. Cada cual tomó el mando de sus hombres, tanto los que entraban de guardia en sábado como los que salían, porque el sacerdote Joiadá no dejó que se fueran los que terminaban su turno.

Read full chapter