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―Óiganme, hombres de Benjamín —exclamó Saúl cuando oyó la noticia—. ¿Les ha prometido David campos, viñedos y comisiones en su ejército? ¿Es por eso que están ustedes en contra mía? Porque ninguno de ustedes me contó jamás que mi hijo, mi propio hijo, había hecho un pacto con el hijo de Isaí. Ni siquiera sienten pena por mí. ¿Se dan cuenta? ¡Mi propio hijo ha persuadido a ese siervo mío llamado David para que me aceche!

Doeg el edomita, que estaba allí con los hombres de Saúl, dijo:

―Cuando yo estaba en Nob, vi a David conversando con el sacerdote Ajimélec.

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