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Masacre de los sacerdotes de Nob

Saúl estaba en Guibeá, sentado bajo el tamarisco del santuario, con su lanza en la mano y rodeado de todos sus servidores. Cuando se enteró de que David y sus hombres habían sido vistos, dijo a sus servidores:

— Escúchenme, benjaminitas. ¿Acaso creen que el hijo de Jesé les repartirá también a todos ustedes campos y viñas y que les nombrará a todos jefes y oficiales de su ejército? Todos ustedes han conspirado contra mí, pues nadie me ha informado del pacto de mi hijo con el hijo de Jesé y ninguno de ustedes se preocupa por mí, ni me informa de que mi hijo ha instigado a un siervo mío para atentar contra mí, como sucede ahora.

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