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26 Pero aquel día Saúl no dijo nada, porque pensaba: «Le habrá acontecido algo y no está limpio; de seguro no está purificado.» 27 Al siguiente día, el segundo día de la nueva luna, aconteció que el asiento de David se quedó también vacío. Y Saúl dijo a su hijo Jonatán:

—¿Por qué no ha venido a comer hoy ni ayer el hijo de Isaí?

28 Jonatán respondió a Saúl:

—David me pidió encarecidamente que lo dejara ir a Belén.

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