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Pero ahora el SEÑOR mi Dios me ha dado paz por todos lados; no tengo ningún enemigo. Mi pueblo ya no está en peligro.

»A mi papá David, el SEÑOR le prometió que el hijo que fuera rey después de él construiría un templo en su honor. Así que ahora estoy planeando construir ese templo en honor al SEÑOR mi Dios. Entonces manda a tus hombres al Líbano a que corten árboles para mí. Mis siervos trabajarán con los tuyos y les pagaré el precio que tú decidas. Pero necesito tu ayuda, pues los carpinteros sidonios son mejores que los carpinteros israelitas».

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