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Cuando ella llegó y cruzó la puerta, Ajías escuchó sus pisadas y le dijo:

«Entra, mujer de Jeroboán. ¿Por qué vienes disfrazada? Escucha bien, que tengo un mensaje muy duro para ti. Regresa con Jeroboán y dile: “Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: Yo te levanté de en medio del pueblo y te hice jefe de los israelitas. Yo deshice el reino de la casa de David y te lo entregué, pero tú no te has conducido como mi siervo David, pues él obedeció mis mandamientos, me buscó con todo su corazón, y se esforzó por vivir con rectitud delante de mí.

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