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David en Jerusalén (2 Sm 5,11-16)

14 Jirán, rey de Tiro, envió emisarios a David con madera de cedro, albañiles y carpinteros, para construirle un palacio. Entonces David comprendió que el Señor lo había consolidado como rey de Israel y que había engrandecido su reino por amor a su pueblo Israel.

David tomó en Jerusalén otras esposas y tuvo nuevos hijos e hijas. He aquí los nombres de los hijos que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Jibjar, Elisúa, Elpélet, Nogá, Néfeg, Jafía, Elisamá, Beelyadá y Elifélet.

Victorias sobre los filisteos (2 Sm 5,17-25)

Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey de todo Israel, subieron todos para atacarlo. David se enteró y salió a su encuentro. Los filisteos llegaron e invadieron el valle de Refaín. 10 Entonces David consultó a Dios:

— ¿Debo atacar a los filisteos? ¿Me los vas a entregar?

El Señor le respondió:

— Atácalos, que yo los pondré en tus manos.

11 Los filisteos subieron a Baal Faresín y David los derrotó allí. Entonces dijo:

— Con mi intervención Dios ha abierto brecha entre mis enemigos, como una vía de agua.

Por eso aquel lugar se llama Baal Faresín. 12 Los filisteos abandonaron allí a sus dioses y David los mandó quemar.

13 Los filisteos volvieron a insistir e invadieron el valle. 14 David consultó de nuevo a Dios que le respondió:

— No ataques de frente. Primero rodéalos por detrás y luego atácalos por el lado de las moreras. 15 Y cuando oigas rumor de pasos por encima de las moreras, entonces lánzate al ataque, pues en ese momento Dios saldrá delante de ti para derrotar al ejército filisteo.

16 David actuó como Dios le había ordenado y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta la entrada de Guézer. 17 La fama de David corrió por todos los países y el Señor lo hizo temible a todas las naciones.