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“Tu diestra, oh SEÑOR,

ha sido majestuosa en poder;

tu diestra, oh SEÑOR,

ha quebrantado al enemigo.

Con la grandeza de tu poder has destruido a los que se opusieron a ti; desataste tu furor,

y los consumió como a hojarasca.

Por el soplo de tu aliento

se amontonaron las aguas;

las olas se acumularon como un dique;

las aguas profundas se congelaron

en medio del mar.

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